1 de agosto de 2014

Atracción fatal

Qué bronca. Último día de las vacaciones de invierno: la novela continúa su camino, ahora que ha sido rebautizada y es precisamente algo relacionado a ella lo que me da tanta bronca. Decidí ponerlo aquí porque el viejo (viejísimo) truco de hablar de la novela dentro de la novela ya no sorprende a nadie. Estaba leyendo cosas que escribí en mis diarios íntimos hace 12 años. Remarco la fecha: 12 años, año 2002, para mayor exactitud. Un tiempo. Bastante tiempo. Entre las tantas cosas que escribí hace 12 años, escribí uno de los tantos encuentros que tuve con El Depredador, con el protagonista de mi novela, claro. Nada notable, si se quiere. Tuvimos muchos encuentros en estos 12 años y en los años anteriores también. Lo notable, lo que me da tanta bronca, lo que hace que todavía esté escribiendo esta novela, más aún, que todavía siga hablando de él, es que al leer los detalles de aquel encuentro (insisto, en nada diferentes a otros, ni los detalles ni el encuentro) su imagen haya vuelto a mí con tanta nitidez y precisión, con tanta perfección que me fue absolutamente imposible no sustraerme ¡una vez más! a su encanto y encontrarlo, como siempre, inexorablemente deseable, perfecto, hermoso. ¡Maldición! Esto es lo que deploro. Ni siquiera los siete años de defenestración constante sobre su figura que ejerció sin pausa mi psicoanalista han podido hacer alguna mella en la estructura psíquica que siempre termina rindiéndose ante él. Estoy segura (¡y más bronca me da aún!) de que si en este preciso instante el teléfono sonara (como sonó tantas veces) y fuera él diciéndome que tiene ganas de verme, yo le diría, sin pensarlo siquiera, "vení". No importa que me haya borrado de Facebook sin siquiera anoticiarme de las razones, que no me hable desde hace unos meses por razones que tampoco me fueron comunicadas, que me mande fotos mías por mail que ya tenía sin explicación alguna, no importa nada. En el desmadre neuronal que debe residir en esa estructura psíquica dañada o defectuosa nunca importa nada. Supongo que por eso esta historia sigue y sigue, aun cuando parece que está terminada, que no tiene continuación posible o que seguirla es sencillamente suicida. Tantos años analizando y dándole vueltas a este bendito asunto y yo todavía no entiendo qué es lo que sucede allí. Por qué lo sigo encontrando atractivo. ¿Será que no tiene explicación, que es algo que simplemente "es" y que darle vueltas es rigurosamente al pedo, como diría Asís? Tal vez. Pero si le he dado tantas vueltas y revueltas es porque esto, siempre, de un modo u otro, termina haciéndome daño. Por eso quiero que se acabe, y pruebo todos los exorcismos posibles. Nunca ninguno parece dar resultado, la puta madre.
Related Posts with Thumbnails