26 de mayo de 2014

Y llegaron nomás

Y llegaron los 40. Nada fue como esperaba, en el mejor sentido. No hubo crisis. No hubo escándalo. No hubo preguntas díficiles -sino imposibles- de responder ni momentos de zozobra ni mucho menos de dolor. Sólo hubo sorpresas, hermosas e inesperadas sorpresas, de las que, lo juro, no tenía ni la menor sospecha. Lo cierto era que yo no tenía muchas ganas de festejar este año. O, mejor dicho, de organizar, de pensar, de hacer toda la logística que implica un cumpleaños, aun uno pequeño como pensaba hacer yo... pero a veces lo que uno piensa y lo que finalmente pasa es diametralmente opuesto y bienvenido sea.
Recuerdo muchos cumpleaños y muchos "no-cumpleaños". Hay alguna foto por allí (deploro no tener mi impresora-escáner en momentos así) en la que aparezco junto a mi madre y frente a una torta bellamente decorada por ella (yo sostengo que ella era una artista en potencia y lo dejaba traslucir en esas cosas: las tortas decoradas, los sacos tejidos, las camisolas de bambula estampada...), cuando decorar tortas era empresa de valientes pues no existía nada de la parafernalia que existe hoy (sólo recuerdo las granas de colores y esas horribles pelotitas plateadas que no se podían comer).
Luego recuerdo, pues no hay foto, el cumpleaños en el que mi padre me hizo la torta que yo quería, es decir, la torta con forma de Sarah Kay: ya había algún que otro cotillón en el barrio y, por ejemplo, se podían alquilar los moldes. Recuerdo que él alquiló dos: el de Sarah Kay y uno con forma de casa (¡ah, simbolismos!), destinado a la torta de los "mayores" pues iba a ser una torta borrachita. Paradójicamente, recuerdo la decoración de esa torta pero no la decoración de la de Sarah Kay... Después, no sé, algún cumpleaños metalero, con muchos amigos del palo en casa, pizza y cerveza a morir y metal de fondo, obvio; luego nada, luego algún festejo con una amiga; luego otra vez nada; luego el cumpleaños que pasé trabajando, pues en el call-center (¡explotadores!) no existían los feriados (ni los domingos ni lo sábados...) y él, OH ÉL (ya saben quién), fue a esperarme a la salida y a darme su regalo y... pero eso mejor lo guardo para la novela. Después otra vez nada. Y, finalmente, cuando me mudé aquí, decidí que no iba a volver a pasar un cumpleaños sin festejarlo en regla. El primero fue arduo, increíble, durísimo y maravilloso: me encargué de todo (compras, logística, la torta, la comida, la atención) y no podía creer que yo era capaz de hacer algo semejante (pues de eso siempre se ocupaba mi padre quien, lamentablemente, ahora no estaba). Era la primera vez que recibía tanta gente (12 personas) en mi cajita de zapatos con balcón y estuvimos estupendamente. Se comió, se bebió y se rió sin tasa. Repetí la experiencia al año siguiente, ya canchera. Y el año pasado lo festejé en otro lugar, gracias a mi hada madrina. Y este año... como dije, no tenía muchas ganas de festejar ni de organizar nada. Entonces nos íbamos a reunir en Berlina, esa cervecería que tanto amo, unos pocos amigos. Uno de mis amigoscompañeros me pasó a buscar y me informó de un pequeño desvío que íbamos a tomar... juro y recontrajuro que no sospeché nada. Y al llegar al desvío... ¡SORPRESA! Todos mis compañeros de trabajo más algunos amigos ¡estaban allí! ¡Y con comida! ¡Y con cerveza artesanal! ¡Y esperándome a mí en la oscuridad! Creo que todavía no me repongo del shock y la emoción. Pero no terminó ahí: ayer disfruté de un asado y una tarde espectacular con otros amigos (hola, ¿les conté que tengo muchos amigos maravillosos, yo, que nunca me juntaba con la gente?) y, por si todo esto fuera poco, hoy llego al taller que doy en la UNLP y una de mis alumnas había hecho una riquérrima torta de chocolate coronada con una hermosa tarjeta por lo que, admito, no quepo en mí de la emoción y el asombro. Así que, a los 40 NO LES TENGO MIEDO!!!

1 comentario:

gonetil dijo...

mmm, recuerdo que en tu primer festejo cumpleañero en La Plata hubo calzonis caseros para todos y para todas. Y algunos con unos tomates con tomillo deshidratados durante 2 hs en un horno bajo con un toque de azucar y oliva. Y que ALGUIEN fue temprano a tu cajita de zapatos a amasar.

Bueno, se ve que los 40 vienen con menos kilos y menos memoria :D

Related Posts with Thumbnails