26 de febrero de 2010

Alcantarillado curvo

¿Se han puesto a observar alguna vez las tapas de alcantarilla? Yo tampoco. Pero hay gente que sí lo ha hecho y los resultados son asombrosos, como pasaré a mostrarles en unos segundos. 
Alcantarillas. Hasta la palabra suena como el agua o los líquidos que pasan por debajo de ellas. Desde luego, es una de las más de cuatro mil palabras de origen árabe que ha heredado nuestro idioma castellano. Viene del árabe clásico 'qantarah' que significa algo así como "centro del círculo" (precioso pleonasmo pues). Las alcantarillas y el misterio que encierran han atrapado a más de un escritor, por ejemplo a Umberto Eco en El péndulo de Foucault. Pero hoy, más que meternos en sus profundidades, se trata de observar sus tapas.
Gracias a una alerta de Google di con este posteo, que a su vez venía de este. A la vez, siguiendo los comentarios del primero, di con este blog y luego con estas fotos. También me encontré con esta nota, de una fábrica de tapas de alcantarilla india, donde sus trabajadores elaboran ¿en condiciones paupérrimas? tapas de alcantarilla compradas, por ejemplo, por la opulenta ciudad de Nueva York. Las fotos que acompañan la nota hablan por sí solas y resulta fascinante (a la vez que inquietante y hasta triste) ver a esos hombres trabajando desnudos y sudorosos, y más aún descalzos, entre cubas de hierro fundido al rojoblanco como si fueran el propio Hefaistos forjando el escudo de Aquiles...
Esto es lo que nunca deja de fascinarme de la web: cómo partiendo de una cosa esa misma cosa se abre como un árbol en tantas ramas diferentes y maravillosas a la vez.... Y están ahí, a apenas un click de distancia. ¿Qué estamos esperando para descubrirlas y gozarlas?


25 de febrero de 2010

Espadas curvas

Sigamos de visita por el mundo de los sables y las espadas, ya que ayer nos asomamos al de los bellos cuchillos. Nada sé de espadas ni menos de sables, pero sé lo hermosas que pueden sonar esas palabras bien puestas en un poema... o como origen de algún cuento. Sable. Espada. Y así llegamos a katana, que es un sable ligeramente curvado, el que usaban los samurais. Como reitero que de esto nada sé y que sólo me atraen la sonoridad y las imágenes que me evocan estas palabras, los remito a los expertos. Aquí y aquí descripciones, forja e historia de las katanas. Abajo una imagen, para entender de qué hablamos. Y más luego un fragmento que me encantó por la cantidad de palabras japonesas que podemos aprender en unos pocos minutos. 
Ya sé, me dirán: ¿y esto para qué rayos sirve? ¿Qué me importa cómo se llama la katana si es más larga o más corta, si tiene el filo así o asá? Ay, queridos leyentes, ya deberían saberlo: a un escritor todo le interesa. Desde las libélulas, los insectos palo y las luciérnagas hasta las katanas, los cuchillos, los sables y las espadas. ¿Qué sabe el escritor cuando podrá hacer uso de estos conocimientos, de estas palabras? En "la mente secreta", como la denomina Ray Bradbury, todo se muele y se cocina y el día que se necesita, pum, el pastel ya está cocido y hasta decorado. Por eso, no sean vagos y lean aunque más no sea por mera curiosidad: 

Katana: Traducción literal “espada” Se considera Katana cualquier estilo de espada larga.
Tachi: Espada más larga que el Katana y con más curvatura. Se diseñó para su uso montado a caballo. Tradicionalmente es la espada de batalla que usaba el Samurai cuando vestía Yoroi (armadura)
ÔDachi: Gran tachi. También llamado Koshirae Nagamaki. El Tamaño de la hoja solía ser como el de un Nodachi, aunque tenia un Nakago (espiga) mucho más grande con un tsuka enorme de unos 60 cm o más.
Nodachi: También Daikatana. Significa algo así como “espada del campo” algo más grande que el tachi, y con un tsuka de unos 35 cm a 40 cm. Utilizado contra caballería.
Wakizashi: Se suele traducir por “brazo insertado, o brazo lateral” (realmente su traducción literal el waki, cadera o  costado y zashi/tachi sable; es decir sable colocado de costado a la cadera o en diagonal) Se le considera también como Ko Katana (Katana corta) Existen 3 tipos de Wakizashi:
-Ko Wakizashi: Wakizashi corto. A partir de 30 cm a 60 cm-Chu Wakizashi: Wakizashi medio. A partir de 45 cm a 54 cm-Ô Wakizashi: Wakizashi grande: A partir de 55cm a 60cm
Kodachi: Traducción tachi corto: Parecido en tamaño a un Wakizashi, algo más largo y con la hoja más curvada.
Tsurugi: Katana de doble filo: De uso ceremonial, aunque se conoce su uso en batalla y duelos.
Tantô: Espada pequeña.
Aikuchi: Similar al tantô pero sin guarda o tsuka.
Kaiken: Tantô ornamentado destinado al suicido ritual de las mujeres en el Japón de antaño.
JintachiKatana de adorno.
Kazaritô: Hierrajo con forma de Katana.
Modoki: Usado para definir Katanas de calidad, no japonesas. Significa literalmente “sucedáneo”
Iaitô: Katana de entrenamiento para Iaidô. No corta para que los alumnos puedan desenfundar y enfundar rápidamente sin riesgos.
Daitô: Dicho a Katanas y Tachis grandes.
Shotô: Dicho a Espadas cortas como el Wakizashi.
Daisho: Conjunto de Daito y Shoto “Katana y Wakizashi”


24 de febrero de 2010

Los cuchillos curvos

Sí, hay cuchillos curvos. ¿Habéis oído hablar alguna vez de kukris? Pues de ellos se trata.
Hasta no hace mucho tenía un conocimiento meramente literario (como acerca de casi todo...) de los cuchillos. Pero, mi maestro, de cuyos libros ya he hablado en otras bonitas páginas, además de ser un gran escritor, un excelente coordinador de taller y una bonísima persona es también un cuchillero de ley. Gracias a él he conocido un poquito más del fabuloso mundo de los cuchillos y si bien aún no he ingresado en él, no puedo dejar de admirarme ante muchas de sus proezas (como cortar en ángulo de cuarenta y cinco grados una soga colgante o cortar, también a cuarenta y cinco grados perfecto una frágil botella de plástico) como así tampoco es posible dejar de admirarse ante su soberbia belleza. En el caso de los cuchillos curvos, esta belleza se acentúa mucho más, en mi opinión. Y si no, no hay más que ver algunas de las siguientes fotos, que extraje de aquí




Pero en realidad fue este cuchillo el que me trajo hasta aquí: 



Si observan bien notarán que su mango está empedrado de piedras preciosas y que esa delgada línea azul son, sí, no se equivocan, zafiros. Este cuchillo, llamado "Nesmuk", es, aunque no lo parezca, un cuchillo de cocina y cuesta nada más y nada menos que 12.000 euros. Está bien, no pensaba comprarlo, ¡me conformaré con admirarlo!
Pero tanta cuchillería no hace sino que vuelva, desde luego, a las fuentes literarias. Hay un precioso cuento de Borges (uno nada "complicado" ni "difícil" -hago la aclaración porque me re-pudre que ante la sola mención de Borges la unánime respuesta sea "no lo entiendo", "es muy complicado", etc. -y de paso los invito al taller que un amigo va a estar dando el próximo mes de marzo tratando de combatir justamente esta imagen estereotipada y completamente falsa de Borges), en el que un niño después de ser raptado por el malón, si no recuerdo mal, vuelve a la casa de sus padres y se dirige, derecho y sin vacilación hacia la campana del fogón donde una vez, hacía ya muchos años, había escondido su cuchillo, que, por supuesto, aún estaba ahí.
¿Qué cosas habremos escondido nosotros y aún no sabemos ni qué son ni dónde están?

22 de febrero de 2010

La tabla curva

Una vez más, gracias a las alertas de Google, acabo de enterarme que existe una tabla periódica de los elementos curvada. Sí, señor, "con todos los lantánidos y actínidos" (chiste simpsoniano) y las tierras raras (nunca supe por qué eran "raras") y los gases nobles (idem) y los metales pesados. Aún recuerdo la emoción de recorrer la tabla periódica convencional y encontrarme con ese festival de musicalidad palabreril (ya ven, he sido poeta desde muy pequeña): ahí estaban el estaño, el bismuto, el antimonio, el nitrógeno, el kurchatovio (les juro que existe un elemento llamado así, búsquenlo), el cromo, el zinc, el estroncio, el telurio (!!!), el bario, el berilio, el magnesio, el infernal azufre... Y todos rodeados de, para mí, extraños e indescifrables números (su peso atómico, si no recuerdo mal; su cantidad de moléculas o algo así) y con sus nombres abreviados... Ag = plata; Cl = cloro; H = hidrógeno... Algo todavía recuerdo.
Es que cuando era chica yo soñaba con ser bioquímica. Pues sí. Mientras otras niñitas soñaban con casarse y tener muchos niños, yo, la eterna rebelde, soñaba con trabajar en un laboratorio (incluso ya había decidido en cuál: en el laboratorio de YPF que se encuentra antes de llegar al Cruce Varela), rodeada de tubos de ensayos, mecheros Bunsen, erlenmeyers (¡creo que lo soñaba sólo por el sonido y la desusada longitud de esta palabra!), retortas y matraces... Soñaba con hacer algún descubrimiento trascendental o simplemente con investigar, comparar datos, extraer conclusiones mediante complicados y complejísimos experimentos.
Mi sueño se vio fortalecido por un regalo de los "reyes magos", a los diez u once años, no recuerdo ya. Los benévolos reyes, en pos de mi insistencia con querer ser "bioquímica" (y nótese que incluso ya había elegido, con toda determinación y precocidad, la especialidad que iba a seguir en mi carrera científica), me regalaron un juego de química. Así se llamaba, sí, señores. Consistía en dos tubos de ensayo "de verdad" (o sea, de vidrio), un pequeño mechero que funcionaba con alcohol, un implemento de metal para mezclar los diversos compuestos y... ¡maravilla de maravillas...! Un montón de tubitos de plástico con sustancias químicas dentro...! Las sustancias eran de diversos colores (recuerdo que el permanganato de potasio o algo similar era... ¡violeta! Mi all-time favourite colour!) y estaban debidamente rotuladas... ¡igual que en un laboratorio de verdad! Acompañaba todo esto una suerte de manual de experimentos donde se explicaba cómo combinar las sustancias y qué efectos se podía esperar. También explicaba, recuerdo, cómo conseguir "negro de humo". En ningún lado decía, eso sí, que esa sustancia violeta manchaba la ropa de forma absolutamente indeleble.
Pero mi sueño bioquímico no prosperó. Mi ya mencionada negación con la matemática impidió que una carrera de ese estilo fuera una opción viable para mí. Cuando al fin tuve Química en el colegio comprendí que no estaba hecha para eso: tan sólo me fascinaban los nombres (nunca comprendí, tampoco, cuál era la diferencia entre "química", "merceología" y "estequiometría", por ejemplo) y el hecho de combinar sustancias y ver qué ocurría, pero jamás pude desenredar ni la más sencilla de sus fórmulas ni aprender los rudimentos más básicos de esa ciencia. Sin embargo, la musicalidad de esos nombres me ha seguido acompañando y ahora celebro haber encontrado esta belleza de tabla periódica que aquí les comparto, vía Google alerts, vía Wikipedia: 


21 de febrero de 2010

La curva del tiempo

Hace exactamente un mes que he posteado aquí por última vez. Se suponía que este año iba a retomar la sana costumbre de postear a diario aquí. Se suponía que el viernes no iba a llover (no importa qué dijera el santísimo Servicio Meteorológico Nacional), se suponía que el sábado iba a estar lindo y me iba a juntar con las chicas, que después iba a ir al teatro, se suponía que... Ya ven, en apenas dos días se suponían tantas cosas que no es de extrañar que mi buen propósito de postear nuevamente a diario se desbarrancara completamente una vez más. Pero no. Dije por algún lado que la misión del poeta, si alguna tiene o tuviere, es insistir, como procuro hacerlo patente en este poema que me han publicado aquí y aquí
Así pues, insisto. Insisto con las curvas. Y pronto insistiré con un nuevo blog, ¡oh, sí! ¿Acaso creían que me iba a quedar quieta...? Imposible. Ya les contaré de qué se trata. A decir verdad quiero retomar los posteos en todos mis sucuchitos, pero eso parece aún un deseo harto complicado. No es sólo el tiempo el tirano, también lo es el freakin' inconsciente y el huidizo deseo y... pero con eso ya basta. Se entiende lo que quiero decir, creo: uno tiene el deseo de hacer algo, procura hacerlo, se entusiasma, pone gran empeño y después... pifffff, el globo del deseo se pincha, uno se desanima, se encuentran cada vez más rápidamente más excusas para dejar de lado eso que tanta alegría nos brindó y una vez más nos ha ganado el desaliento, la desconfianza y el temor. Feos cucos esos: desaliento, desconfianza, temor. Hay que huir de ellos. Y una forma es perseverando, insistiendo con aquello que uno quería hacer. Es así que planeo (pero cuánto temo que no podré llevarlo a cabo, que seguramente encontraré cómo zafar de esto una vez más) retomar todos mis rinconcitos virtuales abandonados por mi pereza y mi desidia (¡feos cucos esos también!) y ver si de ese modo las musas también retornan a mí (porque andan lejos, muy lejos...). 
Entonces. Curvas. La curva del tiempo. Ha pasado un mes, dije, desde que posteé por última vez aquí. Parece que hubiera sido hace un siglo ya. ¿Y qué cambió entremedio para percibirlo de ese modo? ¿Es sólo porque volví a trabajar, porque las rutinas usuales volvieron a instalarse? Quizás. Pero quizás también sea algo más profundo. Este año (que es el año del Tigre, es decir, MI año) parezco estar especialmente reacia a caer en las rutinas consabidas. Son pocas las rutinas de antaño que quiero conservar y son muchas las que quiero instaurar de modo tal que no parezcan rutinas si no más bien rituales de celebración y encuentro. Ando en búsqueda de nuevos horizontes, en todos los sentidos. Supongo que el aire (y la experiencia) salteños tiene mucho que ver con esto. 
Pero hablabámos del tiempo. Del tiempo que pasa y deja su huella. O del tiempo que puede ser tan diferentemente percibido, incluso para la misma persona. Pero también, como en el caso del link que les comparto a continuación de lo distinto que puede ser el tiempo, como bien lo plantea el autor del posteo, para el que va en ese tren amarillo y verde, para el paseante que iba por allí distraído y para quien tomó la fotografía. ¿Es posible pensar que ninguno de los tres tiene las mismas referencias del momento evocado por la foto? ¿Cómo conjugar esas tres experiencias tan disímiles? Sí, ya sé, qué hago acá escribiendo todo esto en vez de dedicarme a la filosofía, ¿no? (y no vayan a creer, alguna vez consideré estudiar Filosofía, sí, señor...). 
No se pierdan la foto y los comentarios, están muy buenos. Pueden verlos aquí.

(Plegaria para cerrar este posteo: Quiera el deseo -y mi inconsciente, que siempre va un paso adelante- que volver a postear diariamente en Curvas sea una de esas bellas rutinas-rituales que quiero conservar a lo largo de este 2010-año del Tigre...).
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