5 de agosto de 2009

La curva del ánimo

No sé si uds. se dieron cuenta pero hoy fue un día espléndidamente primaveral. Había sol, había una cálida brisa y lo mejor de todo: ¡no hacía frío! Esta sola nimiedad climática me puso feliz, y por ello me puse a pensar que debería existir, ya que como venimos viendo hay curvas pa todo, una "curva del ánimo", por la cual se pueda medir (¡matemáticos, aquí!) el grado de felicidad de una persona dependiendo de ciertos parámetros; en este caso, de la variable meteorológica.
Como ya quedó expresado en los duros, grises y desolados días de las vacaciones invernales (o del "receso escolar para quedarte en tu casa": sin palabras sobre las "campañas de prevención" gubernamentales...), el frío me pone de muy mal humor. Pero no vayan a creer que soy una de esas minas-lagarto que en cuanto el sol calienta un grado más de lo acostumbrado se bajan los breteles con monstruosa naturalidad y se exponen a los peligrosísimos rayos UV (y vaya uno a saber a qué otros rayos innominados) sin más. No, no. La onda "milanesa", tan presente siempre en nuestras playas atlánticas, no es mi estilo. Pero sí es cierto que el vientito primaveral, cálido, y hasta la dulce humedad que nos acogió hoy (y que alborotó notoriamente mis rulos) me "levantaron el ánimo", como se dice vulgarmente.
Hay otras cosas que me levantan el ánimo también: entre las más queridas y alucinantes, se encuentra la música. Y ya que ayer no estuvo tan lindo como el hoy, el buen humor logró instalarse ni bien me calcé los auriculares y me dejé llevar por la reproducción aleatoria de la música en mi telefonito. Y así salté de un tema de Zappa que me encanta ("Any kind of pain", que tiene uno de los solos de guitarra más finos y delicados que yo haya escuchado jamás) a un éxito ochentoso que me sigue pareciendo una maravilla, aunque haya sido tan efímero como la banda que lo gestó ("Some like it hot" de Power Station... ¿Se acuerdan de ese breve desprendimiento de Duran Duran al que se unió el inigualable Robert Palmer?). Y después pasé de nuevo a Zappa, con otro de mis ultrafavoritos ("Jumbo go away") y uno de los últimos temas que sonó fue "Strange love" de Depeche Mode, otro de esos exitazos que en el momento en que surgieron me dejaron completamente indiferente y que ahora, al escucharlos a la vuelta de los años, me parecen obras maestras...
Así pues, para compartir mi buen ánimo con uds., a pesar de algunos inquietantes nubarrones que siempre amenazan mi horizonte y a pesar de algunos (in)esperados regresos y de otras tantas partidas y despedidas, los dejo con estos dos videos ochentosos... ¡Y qué quieren! A pesar de todo, crecí escuchando cosas como éstas, ya no lo puedo ocultar...



1 comentario:

Karina Sacerdote dijo...

Compi! no podía ser de otra manera: a mí me pasa lo mismo con el frío. Me genera un humor paliducho y gruñón. En cambio el calor... aunque sean cuarenta los grados, la luz, lo liviano del vestir, el aire acondicionado jajajaja... En fin, es cierto, el frío no me gusta.
Yo también me críe con esa música!
Hacía mucho que no la escuchaba, gracias.
Beso azul

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