6 de julio de 2009

Los sonidos curvos

Procuro que la paranoia A no me gane y entonces decido volver a postear a diario como siempre fue el designio de este espacio. Dice un viejo proverbio sufí (pero puedo equivocarme): "vende tu inteligencia y compra asombro". No estaría mal que, en ocasiones, le hiciéramos caso a dicha enseñanza, pues el asombro es uno de los trampolines que nos lanzan, de lleno, hacia el conocimiento. ¿Que no? Lean a Jaspers y después me cuentan.
Pero traigo a colación esto del asombro porque una vez más San Google me deja boquiabierta con sus alertas. No porque sean extremadamente geniales o accurated (algo así como "acertadas-adecuadas" todo junto), más bien lo contrario (oh, web semántica, ven a nosotros ya!) sino por la variedad de cosas que me permite conocer (aunque mejor sería decir "la variedad y cantidad de cosas a las que me permite asomar mi curiosa nariz"). Y esta vez es, nuevamente, la música. Si antes habían sido los rameshgar, hoy son los rarámuris, pueblo índigena mexicano con unas curiosas y maravillosas costumbres signadas por la música que comparto aquí con uds.
Dice la nota en cuestión que:

Su música y sus instrumentos musicales son verdaderamente asombrosos. El tambor tarahumara o kampore es uno de los principales instrumentos que acompañan muchas de las actividades de los rarámuris, desde ir a sembrar, recibir a un recién nacido, construir una vivienda, ceremonias de agradecimiento a la tierra, al agua, y muchas otras actividades que suelen hacer en grupo, con la participación de casi todo el pueblo, siempre cantando y danzando.

El kampore está hecho de madera, y su piel es de venado; en ocasiones los pintan de colores y les dibujan paisajes o animales de la localidad; entre más grande sea el instrumento más fuerte y profundo sonará. Pueden ser desde 15 o 20 centímetros de diámetro, hasta casi un metro. El que lo ejecuta es un conocedor de los ritmos de las danzas y los cantos. Además de utilizar el tambor y de cantar, también utilizan sonajas y los tenabaris, que son un manojo de capullos de mariposa atados a un mecate que se sujeta a los tobillos a la hora de hacer la danza.

En la comunidad de Saquirachi, municipio de Urique, en el estado de Chihuahua, en la alta sierra tarahumara, se usa también el llamado chapereque, que es un instrumento antiguo de tres cuerdas montadas sobre trozo de madera curvo que se saca del centro del maguey, es decir, del "quiote de maguey", o también se puede usar la madera de encino. Es parecido a un arco de cacería pero con tres cuerdas en lugar de una, como un arpa primitiva, similar a otros instrumentos que se tocan en lejanos países del continente africano.

Como me quedé con ganas de saber más o, de por lo menos, saber cómo era alguno de esos instrumentos, seguí buscando y aquí encontré cómo suena el chapereque. Me hizo recordar a algunos de los sonidos utilizados por Ramiro Musotto (¿qué? ¿no lo conocen? puff, corran a bajarse su disco "Civiliçao e barbarie" ya mismo!!), un percusionista argentino radicado en Brasil que anduvo investigando también los sonidos e instrumentos de los indígenas de por allí.
¿Habéis reparado en ese instrumento realizado con capullos de mariposas? ¿Habéis reparado en el hecho de que todos los acontecimientos verdaderamente importantes del pueblo se celebran con música, cantos y danzas?
¿Cuándo aprenderemos nosotros, occidentales irredentos, siquiera una pizca de toda esta sabiduría?

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