8 de diciembre de 2008

Las bibliotecas curvas, VII (I)

Como prometí, esta serie va llegando a su fin. Se acerca fin de año, consabida época de balances, de cenas, de asados, de reuniones, de reencuentros, de muchos nervios para unos, de mucha melancolía y soledad para otros, de recuerdos que lastiman o enfebrecen, pero también consabida época de nuevos romances, de esperanzas remotas que ya no lo parecen tanto, de promisorias piletas en las que zambullirse a pleno (literales y metafóricas), de chancletas que al fin se revolean, de espumantes bebidas cuyas burbujas cosquillean en el vértigo de las gargantas, de los sabores navideños anhelados o detestados, época de estrellitas, de bengalas, del por siempre inocuo y festivo chaski-boom... Y en medio de todo eso, los libros, la literatura, una vez más:

"El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez finito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono, se ven los pisos inferiores y superiores: inevitablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito...
(...)
La escritura metódica me distrae de la presente condición de los hombres. La certidumbre de que todo está escrito nos anula o nos afantasma. Yo conozco distritos en que los jóvenes se prosternan ante los libros y besan con barbarie las páginas, pero no saben descifrar una sola letra. Las epidemias, las discordias heréticas, las peregrinaciones que inevitablemente degeneran en bandolerismo, han diezmado la población. Creo haber mencionado los suicidios, cada año más frecuentes. Quizá me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana -la única- está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta."

Jorge Luis Borges, "La biblioteca de Babel".

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails