25 de marzo de 2008

Para ser menos inorante, un desvío económico

Las alertas de Google siguen dando resultado... ¿qué les dije ayer nomás, amigos? Y esta vez nos traen una perla de corte económico, que quizá nos permita entender, a quienes la cabeza así se los consienta, qué es lo que está pasando en estos momentos en Argentina, donde palabras que creíamos desterradas del lenguaje ordinario volvieron a por sus fueros, como 'inflación' (el gran cuco de fines de los 80 ¡ha vuelto! Es inútil ignorarlo, vamos).
¿Y esto qué corno tiene que ver con este blog? Nada. Todo. Bloguear es el desvío continuo, ya creo haberlo dicho. En consecuencia y teóricamente, todo tendría cabida aquí y no habría que cuestionar la inclusión de absolutillamente ningún tópico... pero mi mente aún no está tan liberada como para eso y mientras se sigue preguntando qué catzo tiene que ver la curva de Phillips con mis usuales devaneos poético-literarios-existenciales, termino de postear esto y me voy a dormir, que hoy tuve un día muy laaaaaaargoooo.

"(...) la intervención del Estado para fomentar el empleo mediante las tradicionales políticas monetarias o fiscales topa con desagradables efectos secundarios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
En 1958 el profesor A.W. Phillips publicó un estudio sobre la evolución seguida a largo plazo por los precios y el empleo en la economía británica, en el que se ponía de manifiesto una correlación inversa entre ambas variables, a mayor inflación menor desempleo, que podía ajustarse a una curva decreciente. La curva de Phillips no describía funciones teóricas que relacionasen de forma lógica las dos variables implicadas; era, simplemente, la constatación de un hecho y su representación plástica.

La curva de Phillips

La curva de Phillips se popularizó rápidamente por varias razones. Por una parte resultaba consistente con el paradigma keynesiano dominante en la época, según el cual la inflación se producía sólo en situaciones de alta demanda agregada y pleno empleo. Además, en los años sesenta los datos sobre el desempleo y la inflación en los principales países occidentales se ajustaron con bastante fidelidad a una curva así. Pero la principal razón de su popularidad fue quizá su utilidad para explicar a los políticos y a los votantes que había un momento para las políticas expansivas y un momento para las políticas estabilizadoras y que no podía cumplirse la pretensión de alcanzar un mundo perfecto con tasas de desempleo e inflación iguales a cero.
Pero en los años setenta el mundo cambió. Las tasas de inflación y desempleo empezaron a crecer conjuntamente con lo que la curva de Phillips desapareció de los gráficos estadísticos. El fenómeno de la estanflación, estancamiento e inflación, no cabía en los esquemas keynesianos. Los nuevos fenómenos económicos exigían nuevas y diferentes explicaciones.
Los monetaristas, a través de su miembro más prestigioso, el profesor Milton Friedman, propusieron el modelo que se llamó la curva de Phillips a largo plazo. La curva de Phillips, argumentó, no es estable sino que se desplaza como consecuencia de los ajustes en las previsiones de los agentes económicos. Cualquier intento por parte del gobierno de aumentar el empleo tendrá éxito sólo a corto plazo pero provocando desplazamientos de la curva de Phillips. A largo plazo la curva de Phillips. Parece existir una tasa natural de desempleo, y todo intento de restringirla está condenado al fracaso a largo plazo."


AP

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