30 de marzo de 2008

Vivir es curvo

La tecnología siempre da para más.
Desde hace algunos días que tenía la idea de entrar a You Tube y poner "curvas" en su buscador, a ver qué saltaba. Y he aquí el resultado: un poema, "Las personas curvas", de Jesús Lizano, recitado en un programa del español Fernando Sánchez-Dragó, escritor, periodista, agitador cultural, por ponerle algún nombre, autor de una alucinante historia de España (Gárgoris y Habidis), entre otros textos. El poema merecería ser la declaración de principios de este blog y por eso me honra postearlo, aunque su estilo no sea, tal vez, mi favorito en lo que a praxis poética se refiere.
Los dejo con él. ¡Y vivan las curvas!

http://www.youtube.com/watch?v=brDsflqsdFM

28 de marzo de 2008

La curva del bandoneón

Una foto, pocas palabras. Mejor que ella nos hable con su sintaxis, su gramática particular, su propio uso de los signos (las luces, las sombras, los tonos, el claroscuro, el escorzo, etc. -y otras tantas cosas que mi ignorancia al respecto no sabe nombrar). Va con mi agradecimiento a Daniel Medina, quien escaneó la foto desde un CD booklet.

Y escuchénlo a Astor, por favor, con quien tengo el honor de compartir las iniciales, je je.




Astor Piazzolla, bandoneonista y compositor argentino (1921-1992)

AP

27 de marzo de 2008

Las curvas se extienden

Siempre me quejo de que no casi no tengo lectores (a pesar de que los comentarios, escasos, pero comentarios al fin y el contador de visitas me demuestran lo contrario), de que casi no tengo feed-back y entonces para qué rayos seguir haciendo esto, si al final está en la red y nadie lo lee y... así podría seguir la cantinela sin mucho sentido ya. Es una realidad que me gustaría tener más lectores, más comentarios y más interacción, pero creo que teniendo en cuenta que este blog todavía no tiene dos meses, o apenas si está llegando a ellos, tan mal no va. Lo importante, por ahora, es que va.
Y yo tanto que me quejo haría bien en quejarme menos y preocuparme más por seguir escribiendo a como dé lugar, mientras sea posible y cuando sea imposible más todavía, como ya dijera M. A. Bustos, ya que tanto escribir tiene sus recompensas. No serán monetarias (ya me pagan en mi trabajo por escribir, no me puedo quejar pues) pero sí son igualmente gratificantes. Estimados leyentes, un posteo de este rinconcito curvilíneo y desviado ha sido publicado en una revista electrónica, igual que el artículo sobre las maquinitas poéticas de rumiante ha sido publicado en FIN, lareseña sobre la comedia musical gore de Tim Burton "Sweeney Todd" ha sido publicada en el número 29 de la revista Adamar, dirigida por C. Dolores Escudero.
Aquí les dejo el link para que visiten la revista y no se pierdan, además de mi textito, claro, por ejemplo, los exquisitos y sensuales poemas del poeta persa Hafiz en traducción de Rafael Cansinos-Assens (poeta español que introdujo a Borges al ultraísmo, para más datos, cuando Georgie era un imberbe joven de apenas veinte años y la Granda Milito le impedía retornar al país) o un ensayo muy interesante de Óscar Wong sobre el viento y su posible poética, donde recorre algunos vientos literarios famosos (como los que elevaron a Remedios la Bella entre las sábanas de Macondo, en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez , por ejemplo) o un poema del gran Octavio Paz dedicado a otro grande en lo suyo, Joan Miró. En fin, delicatessens para todos los gustos, como siempre en Adamar. No se lo pierdan.

25 de marzo de 2008

Para ser menos inorante, un desvío económico

Las alertas de Google siguen dando resultado... ¿qué les dije ayer nomás, amigos? Y esta vez nos traen una perla de corte económico, que quizá nos permita entender, a quienes la cabeza así se los consienta, qué es lo que está pasando en estos momentos en Argentina, donde palabras que creíamos desterradas del lenguaje ordinario volvieron a por sus fueros, como 'inflación' (el gran cuco de fines de los 80 ¡ha vuelto! Es inútil ignorarlo, vamos).
¿Y esto qué corno tiene que ver con este blog? Nada. Todo. Bloguear es el desvío continuo, ya creo haberlo dicho. En consecuencia y teóricamente, todo tendría cabida aquí y no habría que cuestionar la inclusión de absolutillamente ningún tópico... pero mi mente aún no está tan liberada como para eso y mientras se sigue preguntando qué catzo tiene que ver la curva de Phillips con mis usuales devaneos poético-literarios-existenciales, termino de postear esto y me voy a dormir, que hoy tuve un día muy laaaaaaargoooo.

"(...) la intervención del Estado para fomentar el empleo mediante las tradicionales políticas monetarias o fiscales topa con desagradables efectos secundarios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
En 1958 el profesor A.W. Phillips publicó un estudio sobre la evolución seguida a largo plazo por los precios y el empleo en la economía británica, en el que se ponía de manifiesto una correlación inversa entre ambas variables, a mayor inflación menor desempleo, que podía ajustarse a una curva decreciente. La curva de Phillips no describía funciones teóricas que relacionasen de forma lógica las dos variables implicadas; era, simplemente, la constatación de un hecho y su representación plástica.

La curva de Phillips

La curva de Phillips se popularizó rápidamente por varias razones. Por una parte resultaba consistente con el paradigma keynesiano dominante en la época, según el cual la inflación se producía sólo en situaciones de alta demanda agregada y pleno empleo. Además, en los años sesenta los datos sobre el desempleo y la inflación en los principales países occidentales se ajustaron con bastante fidelidad a una curva así. Pero la principal razón de su popularidad fue quizá su utilidad para explicar a los políticos y a los votantes que había un momento para las políticas expansivas y un momento para las políticas estabilizadoras y que no podía cumplirse la pretensión de alcanzar un mundo perfecto con tasas de desempleo e inflación iguales a cero.
Pero en los años setenta el mundo cambió. Las tasas de inflación y desempleo empezaron a crecer conjuntamente con lo que la curva de Phillips desapareció de los gráficos estadísticos. El fenómeno de la estanflación, estancamiento e inflación, no cabía en los esquemas keynesianos. Los nuevos fenómenos económicos exigían nuevas y diferentes explicaciones.
Los monetaristas, a través de su miembro más prestigioso, el profesor Milton Friedman, propusieron el modelo que se llamó la curva de Phillips a largo plazo. La curva de Phillips, argumentó, no es estable sino que se desplaza como consecuencia de los ajustes en las previsiones de los agentes económicos. Cualquier intento por parte del gobierno de aumentar el empleo tendrá éxito sólo a corto plazo pero provocando desplazamientos de la curva de Phillips. A largo plazo la curva de Phillips. Parece existir una tasa natural de desempleo, y todo intento de restringirla está condenado al fracaso a largo plazo."


AP

24 de marzo de 2008

Si estoy acá para desviarme, me desvío pues

Hoy es 24 de marzo. Fecha nefasta si la hay acá, en Argentina, culo del mundo. Como en estos últimos días vengo bastante baja de "inspiración" para escribir (no se me ocurre nada digno, bah) y como las alertas de Google ya parece que dieron de sí todo lo que podían dar (igual tengo la esperanza de que algo más aparezca en cualquier momento) y aprovechando que ahora es políticamente correcto mostrar contrición por esta fecha (como ya predijera la Señora, hace ya algunos años que "se vino el zurdaje" en esta tierra y muchas cosas cambiaron o parece que hubieran cambiado pero siguen siendo lo mismo), he decidido conmemorar este horrípilo aniversario con poemas de un poeta desaparecido.
Podía haber sido obvia y poner poemas de Roberto Santoro o de Paco Urondo pero he decidido ir un poquito más allá y difundir a un poeta menos difundido aún, Miguel Ángel Bustos (1932-1976?). Tiene la particularidad de ser conciso y desgarrador. Ya quisiera esas cualidades para mí. Aquí, 3 perlas para dejarnos conmover hasta la médula por algo en apariencia tan "simple" como estos maravillosos mecanismos textuales (y desafío a cualquiera a que me demuestre, con pruebas irrefutables, que no lo son. Oh, perdón... esta es una polémica de mi otro blog, pero bueno, ya que estamos desviándonos...).
Vamos a lo bueno, vamos a por Bustos y su gran poesía, despojada de ornamentos, tan desangelada que duele, lastima pero también revivifica, enciende, hace comprender. ¿Qué más se le puede pedir a un poema, a un poeta?

Música al niño

Tocaré algo,
pulsaré elástico un aire popular de muerte
un algo musical,
para dar piedad a mi sombra.
Tiene que ser una cuerda
fría y lejana
con flores y cristal de nieve,
un canto nublado
que alza la voz y arranca.
He de bajar mi nota
hasta el niño que corría en mis piernas
tan antiguo,
a que entone una canción en tono suave
una lengua pequeña entre las ramas,
un tocar a despedida.
No vaya a doler sin esperanza.


Poema en voz baja

Me acosté
en silencio
me levanté
en silencio
salí al sol del silencio.
Esta es mi patria
la tierra sin lengua.
Muramos
con el trueno
el simple trueno de la sangre
mi amor.


Soy inmortal

Creo que el poema
con dientes y alma
capaz de andar cien siglos
con una vuelta de sangre
vive.
Desnudo
brutal
oscuramente humano

En Despedida de los ángeles (1998).

AP

P. D.: Éste fue el poema con que conocí a Miguel Ángel Bustos, gracias a mi amigo y co-equiper de proyectos literarios varios, Cristian Vaccarini:

"Escribe mientras sea posible. Escribe cuando sea imposible. Ama el silencio"

En Visión de los hijos del mal (1967).

22 de marzo de 2008

El otoño está aquí, amigos

Ya llegó. El otoño está aquí, amigos. Es una estación que suele ponerme melancólica, en consonancia con su esencia caediza. Es, quizás, la estación más bella, o la más poética (para mis enemigos naturales, los poeñoños, esa es la primavera, claro). Es la estación que permite usar en un texto palabras tan bellas como ambarino u ocre. Es, también, el peor momento para los recuerdos. Sobre todo cuando el otoño inmediatamente anterior a éste ha sido feliz y despreocupado (o casi). Es por eso que ayer escribí este poema, que si bien no es original ni deslumbrante tiene un solo verso certero (no diré cuál) que define exactamente la malenconía y nostalgia que me invade desde mucho antes que este otoño comenzara por un amor que ¿se terminó? Sí, se terminó. O, al menos, ha de terminarse alguna vez, por más que yo no quiera o no pueda aceptarlo. Los dejo con el poema, mejor no irme por esas ramas (de las que seguro no volveré). O quizá debiera irme por ellas y no volver nunca más, a ver qué pasa (pero no me animo, claro).

es otoño
(tendría que estar bajo las hojas mirando)
es otoño y duele
(tendría que abrir los ojos, golpear la tierra)
es otro día que se desgajó
una mañana que ya perdí en el abismo
un ocre diluvio
(inevitable utilización de lugares comunes
tan combatidos antaño
tan necesarios cuando hasta las velas escasean)

es otoño
y no puedo decírtelo

es otoño y es amor y es todo lo que me condenó
a su delicada y amarilla canción

es otoño y rima
(no me importa)

es otoño
no hace frío
pero se me quiebra la voz
el llanto

todo lo que antes me hacía tan bella

(21/03/08)

AP

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Now playing: LÄTHER- RDNZL- Frank Zappa
via FoxyTunes

20 de marzo de 2008

La curva de la felicidad, otra alerta

Nuevamente, las alertas de Google funcionan. Y regalan sus primicias cual mitológicas cornucopias.
Otra vez, la curva de la felicidad. Que era el título de una obra teatral que al parecer está en cartel en estos mismos momentos (bah, no sé, no me termina de quedar claro y no tengo ganas de buscar... hoy tuve que trabajar a pesar de ser feriado y jueves santo y yo qué sé, ufa) y que es una obra española y que... bueno, lean la nota. Si se hubiese esmerado un poquito más la redactora casi dan ganas de ir (sí, soy exigente, ¿y qué? ¿es que ya nadie lo es?).

La crisis de los cuarenta también alcanza a los hombres de Buenos Aires

Carmen de Carlos

BUENOS AIRES. Los hombres no son tan distintos. Las crisis del sexo fuerte son como las del débil pero con pelos en el pecho. Más o menos, esto es lo que ha ilustrado «La curva de la felicidad» en el Teatro Premier de Buenos Aires.
La obra, en la recta final de sus funciones en Argentina, ha sido recibida con los brazos abiertos por un público «unisex» que observa desde su butaca cómo ser inseguro, vulnerable y coexistir con la duda también es patrimonio del género masculino.
Los 40 llegan para todos y en especial para Nino, un guionista de televisión al que su mujer, de la noche a la mañana, le deja plantado. Sobrado de kilos y escaso de pelos. en la cabeza, el hombre se ve obligado, por la separación, a vender el piso donde vivía el matrimonio. Descentrado, con pasos imprecisos, tiene la terrible ocurrencia de comprometerse y aceptar una fianza de tres compradores distintos. En resumen, este es el arranque de una comedia entrañable que logra sacarle el jugo a la «crisis de los 40», un trago difícil de digerir para muchos. Escrita por Eduardo Galán y Pedro Gómez, «La curva de la felicidad», que no está precisamente en la panza de los hombres, cuenta con un reparto hecho a la medida del argumento: Adrián Yospe, Miguel Habud, Alejo García Pintos, Carlos Nieto y Belén Rodríguez. En su elección, como en otros detalles del montaje, ha tenido mucho que ver el productor argentino Carlos La Rosa.
Estrenada en media docena de países, entre otros, Estados Unidos, España y Portugal, la obra se tradujo, algo poco frecuente, al griego. En diciembre del año pasado levantó el telón en el Teatro Munipal de Calamaria Melina Mercuri, pero donde ha mantenido un éxito sostenido durante cuatro años ha sido en España. Cuatro años en cártel y dos temporadas consecutivas en el Teatro Lara de Madrid parecen haber sido una buena tarjeta de presentación para atraer al público argentino.

19 de marzo de 2008

El síndrome Stendhal

Este post es un regalo de una de las tantas listas literarias a las que estoy suscripta.
Entre toda la bazofia autobombística que suele pulular por allí, entre los poeñoños y los poetontos, entre los que se las dan de sabihondos y no saben ni el abecé, entre algunos mínimos destellos de buena literatura y de mucha menos buena poesía, a veces aparecen mensajes alentadores como éste, al menos en tanto portadores de alguna información. Útil o inútil no lo sé (tiendo a pensar con cada vez más frecuencia que too much information es inútil o superflua, pero no me molesta demasiado, en tanto comparte esas mismas cualidades con la poesía, que también es inútil o bien con el arte, lo más inútil de todo; lo mejor de todo, por tanto), pero al menos algo que no remita al ego de Fulano o Mengano o a la anodina autoreferencialidad de Fulanita o Menganita ni a los sobados conceptos de siempre ni a las idioteces más supinas como suele acontecer en estas agrupaciones virtuales.
Sigo considerando, excúsenme este breve excurso, volver a fundar y moderar una lista de poesía by myself pero ello requiere un insumo de energía que en este momento no dispongo y que caso de disponer lo pondría al servicio de mi novela y de mi propia poesía. Sin embargo, no descarto que en algún momento me dedique nuevamente a ello. Pero como dije por algún lugar, ya no recuerdo cuál, esa lista tendrá tantas restricciones y tantas reglas a seguir que los falsos libertarios del ciberespacio (los que riman dolor con amor y sentimiento con pensamiento) no tardarán en llamarme dictadora y demás (veáse el post más reciente de mi nuevo rumiante). Abolido el principio de autoridad... ¿qué queda?
Al menos queda el síndrome Stendhal. Todavía hay belleza ante la que desfallecer aunque en días como el de hoy se haga un tanto más díficil que de ordinario percibirla. Pero a veces basta, como hoy, abrir los ojos y elevar un poco, sólo un poco, la mirada. El cielo siempre está ahí y nunca, jamás, digan lo que digan, es, fue ni será azul. Es cielo. Y es bello hasta el desmayo o el tremor.
Ah! Y como dijo una vez en clase Miguel Dalmaroni: La cartuja de Parma es una novela que hay que leer antes de morirse. Yo ya leí Rojo y negro... por las dudas, dejo La cartuja para más adelante.

El síndrome Stendhal


El síndrome de Stendhal es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a una sobredosis de belleza artística, pinturas y obras maestras del arte.
Tiene esta denominación por el famoso autor francés del siglo XIX Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en su visita en 1817 a la Basílica de Santa Cruz en Florencia, Italia, y que publicó en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio.
Aunque ha habido muchos casos de gente que sufría vértigos y desvanecimientos mientras visitaba el arte en Florencia, especialmente en la Galleria degli Uffizi desde el principio del siglo XIX en adelante, no fue descrito como un síndrome hasta 1979, cuando la psiquiatra italiana Graziella Magherini observó y describió más de 100 casos similares entre turistas y visitantes en Florencia, la cuna del Renacimiento, y escribió acerca de él.
El síndrome de Stendhal, más allá de su incidencia clínica como enfermedad psicosomática, se ha convertido en un referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico.

Tomado de la wikipedia y reproducido en la lista "Factor Serpiente".

AP

18 de marzo de 2008

La curva de la felicidad

Este post es un regalo de Google.
Estimado leyente (que prosigues visitándome sin dejarme ni un comentario... ¿es porque no tienes nada para decir? ¿es porque no te agrada comentar? ¿o acaso porque yo ya lo digo todo? Ojalá sean las dos primeras, aunque ojalá no fuera ninguna: ¿qué objeto tiene hacer algo que nadie lee? Por eso puse el contador de visitas, para tener alguna certeza acerca de quien se acerca... aunque nada comente): si usted es un feliz poseedor de una cuenta de gmail, ya sabrá que tiene acceso a muchos y variados servicios ofrecidos por el inefable y borgeano buscador universal.
Por ejemplo, puede ingresar a Youtube y marcar sus videos favoritos, hacer su lista de videos, compartirlos, etc.; puede tener acceso a Blogger e iniciarse en las delicias del blogging; puede tener acceso a Adsense y comenzar a ganar grandes sumas de dinero cada vez que alguien haga clic en los avisos (con el tiempo, claro, no se haga muchas ilusiones al comienzo). Y también tiene acceso a algo llamado "Alertas": mediante la simple elección de una palabra clave, la que ud. decida, Google se encarga de rastrearla a diario por la laberíntica y babélica red y de enviarle un simpático e-mail con las noticias o sitios que se han referido a las palabras por ud. especificadas.
Una servidora, entre otras alertas también obvias, configuró las palabras clave "curva" y "desvío" simplemente para ver qué sucedía y hete aquí que al segundo o tercer día de haber implementado las famosas alertas, me encuentro, como hoy, con el posteo diario resuelto gracias al inefable y ubicuo dios Google. Los dejo con esta novedad: "la curva de la felicidad"...
Lean y después me cuentan! (los subrayados son míos).


¡ARRIBA EL ANIMO!

Después de los 40 años, hay más probabilidades de ser depresivo

Se llegó a la conclusión luego de realizar estudios psíquicos a más de 2 millones de casos en 80 países del mundo. El estudio también reveló que la curva de la felicidad se encuentra en el inicio y al final de la vida.
Un grupo de investigadores ingleses y estadounidenses afirmó en un estudio que a partir de los 40 años, las personas son más vulnerables a sufrir estados de depresión, señaló la prensa científica extranjera. Los especialistas de las universidades de Warwick de Inglaterra y la de Darmouth en Estados Unidos, arribaron a esa conclusión después de analizar los datos psíquicos de más de 2 millones de personas en 80 países. El estudio que se publicará en la Revista Medicina y Ciencia Social y que adelanta la página de ciencia de la BBC, halló a partir del análisis de los distintos estados de ánimo que los niveles de felicidad en la vida siguen un patrón de curva en forma de U. En ese sentido, consideraron que los niveles más altos de felicidad se encuentran en el inicio y el final de la vida, siendo los 40 los peores años tanto en hombres como mujeres. En tanto, que a partir de los 50 años la mayoría de la gente empieza a salir de los estados depresivos. Los investigadores no saben por qué los 40 es una época de la vida particularmente vulnerable a la depresión tanto en países desarrollados como en desarrollo.
Pero creen que una posibilidad es que el individuo de mediana edad aprende a adaptarse a sus fortalezas y debilidades, y a la vez, sofoca algunas de sus aspiraciones que considera imposibles. La investigación observó además, que en la etapa de la vida que va desde los 40 a 45 años es muy común que las personas se hagan replanteos vinculados con sus vivencias, lo que motiva en muchas personas que aparezcan cuadros depresivos.

En www.larazon.com.ar

AP

13 de marzo de 2008

Por un mundo con más curvas

¡Chicas! ¡Mujeres! ¡Señoras! ¡Púberes y prepubescentes! ¿Usted tiene curvas? ¿Es la famosa "sospechosa"? ¿Le dicen "doble pechuga"? ¿Es la todavía más famosa "culona"? ¿Sus caderas semejan la ondeada forma de una guitarra? ¿Su cintura es de avispa? ¿Es como una chica de Divito o aspira a serlo? ¡Deje de hacer dieta! ¡Deje de torturarse porque no es un palo esquelético del que colgar ropa como de una alcándara! ¡Deje de lamentarse! ¿Acaso los hombres, cuando va por la calle, no la miran a usted antes que a la flaca esa que va adelante suyo? ¿Acaso los camioneros no tocan bocina cuando ud. pasa? ¿Acaso no se liga todos los piropos y deliciosas barbarides de los impolutos obreros de la construcción cuando pasa por una ídem? Lea esta nota y sientáse feliz de tener curvas. ¡Y deje de esconderlas! ¡A mostrarlas, que se acaba el mundo!

Las curvas de la reproducción

Mujeres de figuras exuberantes, con caderas anchas y curvas, han sido tradicionalmente íconos de belleza. Ahora investigadores británicos dicen que esto no ha sido meramente por razones estéticas.


Según los especialistas, la atracción masculina hacia mujeres con curvas tiene una razón biológica y reproductiva, ya que éstas "cuentan con más probabilidades de procrear".
Un estudio que publica la revista de la Royal Society británica, dice que las mujeres con pechos abundantes y cinturas estrechas cuentan con mayores niveles hormonales que el resto de sus congéneres.
Sin embargo, el experto que condujo el estudio, el doctor Martin Tovee, de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, aclaró que los resultados del estudio "no son concluyentes".
La investigación se llevó a cabo entre un centenar de mujeres polacas, divididas entre varias categorías a partir de la forma y dimensión de sus cuerpos.
Se les tomó muestra de saliva durante el ciclo menstrual con el objetivo de medir los niveles de dos hormonas, progesterona y 17-b oestradiol (E2), las cuales son un indicador de fecundidad.
De acuerdo con los especialistas, las mujeres de características físicas exuberantes tenían mayor tendencia a contar con altos niveles de esas dos hormonas.
En opinión de los expertos, este hecho ofrece una razón biológica para la predilección por las mujeres con curvas presente en las culturas occidentales.


Fuente: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_3686000/3686211.stm

AP

10 de marzo de 2008

El desvío existencial (o la existencia desviada)

Hoy es un día particularmente triste. Un día que no había arrancado demasiado bien (me desperté tarde, los gatos alborotaban mi cama, una de las mininas insistía en refregarme sus morros por la nariz, la otra se había aposentado ronroneante en mi espalda, los otros se colgaban de las carteras que cuelgan del picaporte de la puerta, y así, todo lo que puede parecer tan bello y bonito es una auténtica pesadilla cuando uno sólo quiere seguir durmiendo): los derroteros y meandros propios últimamente me vienen ¿desviando? hacia parajes que para mí sería mejor abandonar de inmediato; no sé si ellos me desvían o si yo, gustosa evasora profesional, me dejo desviar complacida para no poner la energía donde tengo que ponerla. Como sea, no estaba de buen humor, salí tarde, los colectivos pasaban atiborrados de gente, el que por fin paró es el ramal que más tarda en llegar a mi punto de destino (destino, ¡qué palabra en este momento!).
Llegué por fin a mi puesto de trabajo, la oficina, la entre nos llamada redacción, donde un periodista y una servidora redactan contenidos para distribuir por SMS, donde todos los días la radio y la tele están prendidas, donde las noticias más locas son comentadas sin piedad, donde siempre hay risas, donde Martín Libermann marca el pulso de la mañana, donde los titulares de Crónica no dejan de repiquetear con su marcha cuasi militar de fondo... Pero hoy no estaba mi compañero habitual sino otro de mis compañeros, el que lo sucede por la tarde en tan noble tarea de información y entretenimiento a un mensaje de texto de distancia. Mi compañero de siempre había viajado el fin de semana y le había pedido que lo reemplazara durante la mañana, que él lo reemplazaría por la tarde, para poder descansar después del viaje, acomodarse, etc.
Como dicen las malas novelas, "nada hacía presagiar" lo que sucedió luego. Una llamada perdida que no se escuchó, un mail que no se vio a tiempo y una noticia demasiado llamativa en la web de La Voz del Interior desencadenaron una sucesión de llamadas, miradas y lamentos que todavía no tiene fin. Mi compañero había tenido un accidente en el regreso de su viaje y aunque él y su hija mayor se encontraban bien, habían fallecido su mujer y su hijita menor, de apenas once meses.
Shockeados, consternados, sin saber muy bien qué hacer, seguimos trabajando o haciendo como que, mientras la noticia se confirmaba, salía por TN y ya no había vuelta atrás: no era un chiste ni una joda, ni siquiera un mal sueño. Una vida había sido desviada, sin previo aviso, sin su consentimiento, sin siquiera darle tiempo a decidir si quería tomar ese desvío. Inmediatamente vinieron a mí los versos de Horacio, aquellos del famoso carpe diem, pero más todavía de lo que dice inmediatamente después de "agarra el instante": "en lo más mínimo te confíes al mañana". Es decir: viví hoy porque mañana no sabés si estás; viví ahora porque el desvío, el azar, el destino, llamalo como quieras, acecha en la vuelta de cualquier esquina; viví ya y no te hagas tanto problema por lo accesorio, lo contingente, lo que al fin y al cabo no tiene tanta importancia, porque en cuanto te distraés un cachitito la vida o la muerte o lo que sea dice "no va más" y todo lo que planeabas, pensabas y sentías, ¡pum!: o se desvanece para siempre o adquiere un rumbo que jamás te habías imaginado. No te desvíes de la senda que te hayas trazado, sea ésta cual sea, porque la vida se encargará de desviarte tarde o temprano. No jodas más con tus embelesos y tus embelecos (esto me lo digo a mí misma más que a nadie) y ocupate de lo que realmente interesa y tiene algún valor trascendente para vos.
El camino es uno y los desvíos, muchos. Demasiados. Y hay uno del que no podremos, por más que queramos, zafar. Así que en lugar de penar por los rincones por quien ha decidido retirarte de su vida, por quien ha decidido ignorar tu existencia, por quien ha considerado bueno regalarte el don de la indiferencia, ponete a hacer lo único que sabés hacer bien (escribir, crear mundos y versos con palabras) y todo lo demás, un nuevo amor, un hijo, tal vez una familia, vendrán en el momento oportuno, en tu propio kairós, no ya en el suyo.
No soy creyente pero si alguien quiere elevar una oración por esas dos almas que no conocí personalmente pero que siento lo mismo que si las hubiera conocido, habrá mucha gente agradecida y confortada.

AP

9 de marzo de 2008

Curvas derivadas de otras curvas

Hoy, un nuevo desvío por la etimología. Al igual que en el caso de "asíntota", el copyright pertenece a La Página del Idioma Español.

meandro

Cada una de las curvas que describe el curso de un río. // Disposición de un camino. // En arquitectura, adorno de líneas sinuosas y repetidas.

Esta palabra se usa con relación a la sinuosidad de un camino o del curso de un río, como señala la definición arriba; pocos saben que su origen está en el nombre del río que era llamado Maiandros por los griegos y cuyo nombre pasó al latín como Meander y que hoy es conocido como Büyük Menderes. Este río fluye a lo largo de casi 400 kilómetros en Anatolia, península más occidental de Asia, que forma parte de Turquía y es más conocida como Asia Menor. Sus aguas desembocan en el mar Egeo después de un curso extremadamente sinuoso. Durante la civilización griega, en una de sus márgenes se encontraba la ciudad de Mileto, cuna de la escuela filosófica de Tales.
Esopo cuenta en una fábula que las zorras fueron a beber en las aguas del río Meandro:

"Se reunieron un día las zorras a orillas del río Meandro con el fin de calmar su sed; pero el río estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevía a ingresar al río de primera."

El sentido actual de la palabra fue usado por Borges en su cuento El jardín de los senderos que se bifurcan, dedicado a Victoria Ocampo:

"Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla. Es el modo tortuoso que prefirió, en cada uno de los meandros de su infatigable novela, el oblicuo Ts'ui Pên."

Y ya que hablamos de Borges, cabe recordar que la palabra 'meandro' ha sido muy usada en la crítica literaria para designar el carácter sinuoso de la escritura del celebrado narrador argentino.
AP

7 de marzo de 2008

El desvío musical

No es un secreto para nadie que amo la música. Tampoco es un secreto, aunque lo fue durante mucho tiempo, que amé (y todavía amo, para qué engañarme) a un músico. (No pensaba incluirlo aquí, pero es inútil: él está aquí y yo estoy allí, por más que ahora estemos separados, quizá para siempre. O no, quién sabe. Podría haberme ahorrado este comentario, sólo necesario, quizá, para mi propia tranquilidad mental, pero en vistas de que los lectores de este blog son bien escasos, o, "un bien escaso" -quizá no, ojalá que no- pero que, en cualquier caso, son extremadamente silenciosos, me siento con libertad para no autocensurarme lo que podría tildarse de "mera referencia autobiográfica" comprensible sólo, tal vez, para la autora y destinataria de tal referencia).
Podría decirse que la música es tan importante para mí como la poesía. Comparten un mismo rango en mi sensibilidad, aunque cada cual ocupe su lugar definido: a la poesía la creo, la leo, la observo, la estudio, procuro desentrañarla, procuro aprehenderla, procura establecer coordenadas, paradigmas, esquemas, dispositivos para apresar su eterna e instantánea fugacidad; procuro también que me llegue más y más hondo cada vez, y procuro más aún, más todavía escribirla desde el fondo de las tripas (esas mismas que lo aman con tanta saña y violencia a C. A. H.); pero a la música me limito a la ilimitada y fabulosa sensación de disfrutarla. La dejo, como a un amante, él u otro, invadirme, inundarme ("dejarse inundar por la música" te escribí en una servilleta -una no black napkin- una vez, ¿te acordás?; servilleta que guardaste en el estuche de tu fagot -esta aclaración nuevamente innecesaria fue hecha sólo para usar dos palabras tan bellas como 'estuche' y 'fagot'), la dejo, decía, llenarme cada hueco o poro posible. A la música la dejo ser, sin intentar comprenderla, aprehenderla -menos todavía aprenderla- o estudiarla excesivamente. Me limito a escuchar, a percibir, a "recepcionar" (perdón por un verbo tan horrible pero viene bien), me limito a ser un vasto recipiente para que se vuelque en mí y haga de mí lo que quiera. Su música, la de Frank Zappa, la de quien sea que me agrade y cuya sustancia sea afín con la mía, es suficiente, no importa nada más. Ni siquiera con qué esté hecha.
La música, entonces, no podía estar ausente aquí (prometo subir más canciones con curvas y desvíos, aunque sea en el título, como la de John Petrucci aquí junto) y no lo estará. Hoy recibí en una de mis casillas de mail una excelente nota acerca, precisamente, de la música. Más exactamente, acerca de algunas patologías y "desviaciones" musicales, por así decirlo. Ya que el artículo es demasiado largo para postearlo entero, he seleccionado los párrafos en mi opinión más interesantes. Se trata de una reseña del libro de Oliver Sacks Musicophilia: tales of the music and the brain (Knopf, 2007). El artículo original (en inglés) puede leerse aquí y la traducción, completa, aquí.
Espero que lo disfruten tanto como yo.

AP

El misterio musical (fragmentos)

"La música es tan ubicua y antigua en la especie humana, tan integral a nuestra naturaleza, que debemos haber nacido con la habilidad de responder a ella: debe haber un instinto de la música. Así como adquirimos naturalmente el lenguaje, como un asunto de nuestras dotes innatas, así la música debe tener una base genética específica, y ser parte de la estructura misma del cerebro humano."
"Sacks comienza su libro con un caso impactante, más bien literalmente impactante. Tony Cicoria, un cirujano ortopédico de cuarenta y dos años de edad, estaba haciendo una llamada telefónica a su madre cuando fue impactado en el rostro por un rayo. Inmediatamente después del evento pensó que estaba muerto, pero no recibió lesiones serias y regresó a trabajar unas pocas semanas después. Entonces, muy inesperadamente, experimentó unas intensas ansias de escuchar música de piano, algo que no había sentido nunca antes. Comenzó a escuchar música de piano todo el tiempo, nada le era suficiente. Entonces, poco después, empezó a oír música de piano en su cabeza, insistente y poderosamente; sentía la necesidad de escribirla, aunque no tenía ningún entrenamiento en notación musical. Pronto estaba enseñándose a tocar el piano, tocando las tonadas que le venían sin pedirlo, a todo momento. Tocaba el piano en toda oportunidad posible, llegando a causar distracción en su esposa. Él sufría de un mal caso de musicofilia súbitamente declarada, de algún modo desencadenada por las alteraciones cerebrales traídas por el rayo. Se había convertido, en realidad, en una persona completamente nueva, evidentemente, porque su cerebro había sido eléctricamente recableado."

"Sacks nota que los seres humanos no solo escuchan mucha música, sino que constantemente la imaginan; de modo que si los oídos no estén siendo musicalmente estimulados, uno puede autoestimularse musicalmente el resto del tiempo. A veces, voluntariamente producimos imágenes musicales, como cuando cantamos una canción para nosotros por el gusto de hacerlo, pero también podemos ser sujetos de una imaginería musical involuntaria. Todos estamos familiarizados con esa tonada insistente que recorre nuestra cabeza contra nuestra voluntad y nuestros gustos (Recientemente, por cerca de una semana fui presa del coro de la canción de Tom Jones, “She’s a Lady”, una canción que no me gusta y que desprecio).
Sacks llama a esas experiencia “gusanos cerebrales”, y el término es apropiado: las imágenes cerebrales pueden ser notablemente invasivas y fastidiosas, al subvertir nuestra habilidad de controlar nuestras propias vidas imaginativas. Se meten ahí y no hay manera de soltarlas. Ese es el caso “normal”, pero puede ponerse mucho peor en los casos anormales. Para algunas personas, las imágenes musicales imaginarias cruzan la línea hacia la abierta alucinación musical, con música estridente y no bienvenida que asalta la conciencia del aquejado desde el amanecer hasta el anochecer. Sacks describe varios casos de alucinaciones musicales, uno de los cuales, el caso de cierta señora O’C., de ochenta y ocho años de edad y ligeramente sorda, comenzó súbitamente escuchando canciones irlandesas de su juventud, tan alta y claramente que pensó que había dejado el radio encendido; las canciones se detuvieron sin razón aparente después de unas pocas semanas. Gordon B., violinista profesional, no podía detener sus opresivas alucinaciones musicales, pero podía controlar su curso, cambiando de un tema a otro. Generalmente, tales alucinaciones no fueron bienvenidas."

"Luego están quienes sufren de epilepsia musicogénita, donde las convulsiones son producidas por estimulación musical. Lo que es notable es que el estímulo puede ser extremadamente específico; solo particulares tipos de música provocan las convulsiones epilépticas —podrían ser canciones de Frank Sinatra. En estos casos, la sensibilidad musical no es un don sino una maldición: el cerebro musical perdiendo todo control, sin consideración del bienestar de su dueño. Quizá, especula Sacks, estos días haya demasiada música, con el advenimiento del sonido grabado; quizá el cerebro humano simplemente no puede lidiar con este grado de bombardeo musical, y desarrolla extrañas patologías como reacción. O quizá la música es solamente demasiado buena, en el sentido de su poder de penetración sicológica."

"También tenemos el fenómeno de la sinestesia musical, en la que notas particulares son asociadas con impresiones visuales: Sacks informa que para el compositor Michael Torke, por decir, Re mayor está asociada con el color azul, y Sol menor con el ocre. Se ha especulado que los infantes son naturales sinestésicos, con sus sentidos no completamente diferenciados, y que perdemos esta capacidad a medida que maduramos (al menos, la mayoría la pierde). Incluso puede ser que el talento musical esté más difundido de lo que creemos, porque el cerebro trabaja activamente para suprimirlo; cuando se libera la inhibición, la habilidad natural es libre de flotar.
La capacidad de la melodía para calmar, y la del ritmo para excitar, son obvias para cualquiera que tenga sensibilidad musical. La música está tan íntimamente conectada con la emoción y el movimiento que su poder puede ser aprovechado para producir ambos tipos de respuestas. Se sabe que la música excita la corteza motora incluso cuando quien la escucha realmente no se está moviendo, así de íntimamente vinculados están el oído musical y el movimiento corporal. Esta es la razón de por qué sentarse sin moverse durante un concierto va contra los impulsos de la mayoría de las personas. Con todo, el poder propulsor del ritmo, tan evidente en nuestra experiencia cotidiana de la música, es en realidad bastante enigmático. ¿Por qué la mera regularidad de un ritmo debería causar que el cuerpo se sacuda? ¿Cuál es la precisa relación entre la secuencia temporal de los sonidos escuchados y los movimientos de las extremidades y el tronco? No respondemos de ese modo al lenguaje y a otros sonidos, ¿por qué sí a los sonidos musicales?"

"Sacks escribe: Normalmente en cada individuo hay un balance, un equilibrio entre las fuerzas excitativas y las inhibitorias. Sin embargo, si hay un daño en el (más recientemente evolucionado) lóbulo temporal anterior del hemisferio dominante, entonces este equilibrio puede ser alterado, y puede haber una desinhibición o liberación de los poderes perceptivos asociados con las áreas parietales y temporales posteriores del hemisferio no dominante.
Esta es una teoría extremadamente intrigante, porque sugiere que el cerebro contiene un potencial no explotado que es liberado solo en condiciones inusuales. Con daños al hemisferio izquierdo, en el que el lenguaje está primariamente ubicado, el hemisferio derecho tiende a actuar por sí solo. La ceguera y la sordera pueden resultar en un acceso al logro musical, a medida que el cerebro se dedica a actividades diferentes a ver y escuchar. Los derrames pueden producir talentos encontrados por primera vez, precisamente porque desconectan los mecanismos inhibitorios del cerebro. La sinestesia podría estar rondando en todos nosotros, si nuestro cerebro no estuviera ocluyéndola todo el tiempo. Los genios pueden llegar a ser como son simplemente porque no tienen los circuitos cerebrales que le ponen bloques a las habilidades naturales que todos compartimos.
En otras palabras, el cerebro siempre está restringiéndose a sí mismo, haciéndose él mismo más lento, suprimiendo sus poderes naturales, todo con el fin de preservar ese precioso equilibrio. Quítese las estructuras abstractas racionales y lingüísticas, y las porciones suprimidas del cerebro podrán liberarse y florecer. En el caso de la música, puede ser que, a pesar de nuestra obvia musicalidad, musicalmente seríamos potencialmente mucho más de lo que parecemos, si tan solo nuestro cerebro musical no fuera mantenido bajo control por el resto de nuestro cerebro."

"La habilidad de cantar y bailar bien, en particular, sirve par atraer parejas, porque señala inteligencia, agilidad y cualidad emocional, aunque no siempre vaya junto con una propensión al compromiso de largo tiempo para criar a los hijos. Levitin conjetura que esta es la razón de por qué las estrellas masculinas del rock y su música son tan eróticamente atractivas, a pesar de las pobres perspectivas de tales músicos como esposos dedicados: ellos están aprovechando el poder primordial de la selección sexual a través del despliegue musical.
Desde este punto de vista, la habilidad musical inusual parece una ventaja evolutiva, a pesar de su rareza cuando se la considera puramente como una adaptación al medio ambiente. La razón de por qué somos una especie musical es que nuestro éxito en el juego del emparejamiento depende de ello. En ese respecto, no somos tan diferentes de las aves. El poder erótico de la música, tan tentativamente aludido por Sacks, es por tanto central a su prevalencia en la especie humana. ¿Por qué, después de todo, es la canción de amor la más popular forma de música en el mundo? Porque las canciones de amor tratan de la cosa misma para la que está diseñado el instinto musical: la selección de parejas."

5 de marzo de 2008

Blogging: el desvío casi interminable

Esto de bloguear es un desvío en sí mismo, como creo haber deslizado en los primeros posteos. Pero recién acabo de tener su prueba más palpable. El mundo informático nos ofrece, en estos momentos, tantos "chiches" con los que experimentar que el ansia de investigar y "toquetear" todo es casi insoportable. Hemos pasado de la angustia de las influencias a la angustia de los widgets, por así decirlo.
¿Qué es un widget, para quienes no estén versados en el tema? Es un "artilugio" (bellísima palabra castellana para designarlo!) que podemos agregar a nuestro blog para que le de a éste diferentes funcionalidades. Y eso es lo que me acaba de ocurrir: que estuve casi 40 minutos o más "boludeando" en la página de feedburner, entretenida con sus millones de opciones para hacer cosas re-divertidas y re-locas con tu blog... y todo lo que terminé obteniendo (un poco por mi propia impericia, otro poco por mi máquina que ha decidido no colaborar demasiado con esta empresa del pelotudeo informático agigantado por los conceptos de "funcionalidad" y "entretenimiento" en que se basan los dichos artilugios -y sus mil y un artilugios para engancharnos y want more, more, more!) fue el artilugio que, como por arte de birlibirloque, le permitirá a ud., querido y desconocido lector, suscribirse a su feed favorito para estar al día con cada posteo mío... ¿no es un lujo?
Pero había otro artilugio (le confieso, estimado leyente, que hay no "otro" sino cientos) con el que ud. podría ver, y espero que así lo haga en cuanto domine esta nueva ciencia del blogueo, los títulos de los posteos de mis otros blogs en este y viceversa... ¿se entendió? Todavía no he podido ponerlo en marcha, pero ya lo haré y entonces, seré un poquito más feliz que ahora.
Un último artilugio aparecerá ahora debajo de mi firma, aunque más que artilugio es una especie de ¿guiño cómplice? (cómplice sólo para algunos, estimo) o bien ¿alardeo innecesario? (una pena considerarlo así, pero es plausible) o, mejor, una muestra chiquita de todo lo que ahora podemos hacer con estos inventos del propio Diablo, claro que sí. El artilugio en cuestión podría llamarse "lo que estoy escuchando mientras escribo esto" y sólo puedo mostrarlo cuando edito mi blog en Firefox...
Lo dicho, el blogueo es el desvío -casi- interminable.

AP

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Now playing: Led Zeppelin - Black Dog
via FoxyTunes

3 de marzo de 2008

Azul curvado

Hoy, una imagen, que como dice el decir y lo dicho, "vale por mil palabras". Debajo, los créditos pertinentes.


Imagen: Mauro Allmeida

Detalle de un corredor del Museo Oscar Niemeyer en Curitiba (Paraná, Brasil).

En: http://www.flickr.com/photos/mauroallmeida/1337260414/

AP


2 de marzo de 2008

La curva etimológica

La etimología es una de las ramas del saber, si así puede llamársela, que más me fascina. De hecho, he proclamado, en más de una ocasión y ante público diverso (amigos, compañeros de trabajo, psicoanalista, amantes) que debería "dejarme de joder" y dedicarme a ella. Pero "dejarme de joder" me parece contraproducente y aburrido y dedicarme sólo a un rama del saber o del arte también. Soy una mujer de muchas curvas, bastantes desvíos, y también soy multiple choice y, más aún, mutiltasking.
Por eso le agradezco a la etimología que me haya brindado el posteo de hoy con una bellísima palabra de origen, cuándo y cómo no, griego. Hela aquí:

asíntota

Según los diccionarios, es la recta que se aproxima permanentemente a una curva, sin alcanzar a tocarla nunca, o haciéndose tangente sólo en el infinito. Sin embargo, muchos matemáticos suelen aplicar este nombre en sentido inverso, es decir aplicándolo a la curva que se aproxima a una recta para tocarla sólo en el infinito. En el fondo, es lo mismo.
Asíntota proviene del griego asymptotos (que no cae junto, que no coincide), formada con el prefijo privativo a- con el adverbio sym (juntos o con) y con un derivado del verbo piptein (caer).
Curiosamente, una palabra de significado tan lejano de asíntota como el término médico síntoma tiene el mismo origen, pues procede del verbo sympiptein (coincidir juntos o coincidir con), en este caso, en el sentido que se da al conjunto de síntomas que coinciden en el diagnóstico de una enfermedad. Sympiptein dio lugar en latín tardío a symptoma y llegó a nuestra lengua proveniente del francés symptome.

(Extraído del boletín La palabra del día, © Asociación Cultural Antonio de Nebrija y www.elcastellano.org)
AP

1 de marzo de 2008

El espacio curvo

Después de leer el siguiente artículo he comprendido porqué me fascinan tanto los abismos (abyssus abyssum invocat), los agujeros negros y todas aquellas cosas y seres que irradian fascinantes ondas enérgeticas alrededor de sí. Porqué he preferido siempre caer en lugar de evitar tales fuerzas gravitatorias. Pero tal vez sea hora de probar nuevas estrategias, como por ejemplo volverme yo misma una gran masa cuya fuerza de atracción haga que los demás caigan bajo su influjo y no ya al revés. Este blog y el nuevo rumiante son intentos de eso. No sé cómo saldrá. Tampoco importa.

La presencia de un objeto de gran masa (cantidad de materia contenida por el objeto ó si se me permite cierto rigor científico: el coeficiente de inercia de un cuerpo o la resistencia que el cuerpo opone a las variaciones de su estado de movimiento o de quietud) afecta de manera notable el espacio que lo rodea, y ésta influencia es tal que otros objetos que circunstancialmente transiten por las inmediaciones pueden ver afectado su comportamiento.
Es posible que en alguna oportunidad te hayas preguntado porqué giran los planetas alrededor del Sol (un objeto de gran masa) o porqué los cometas describen una trayectoria elíptica entorno al mismo. La respuesta se basa en el concepto de espacio curvo.
Para entender esto te propongo una simple experiencia que requiere la colaboración de tu familia, una sábana, una pelota de fútbol y una bolita. Lo primero que tienes que hacer es desplegar la sábana y tensarla horizontalmente lo más posible logrando así un plano que será una réplica casera de nuestra porción de universo. El segundo paso (y primera parte de nuestro experimento) es arrojar nuestra pequeña bolita sobre la sábana. Observarás que la misma describe una trayectoria rectilínea (línea recta) a lo largo de nuestro improvisado universo hasta que, finalmente, caerá por el otro extremo del mismo (a no ser que alguien lo evite). Ahora vamos a “afectar” nuestro espacio (el plano formado por la sábana) colocando en él un objeto de gran masa (la pelota de fútbol). Arroja nuevamente la bolita y observa lo que ocurre con la trayectoria de misma. En efecto el pequeño objeto, animado de un movimiento rectilíneo, sufre una clara desviación de su trayectoria en las cercanías del otro mayor. Dicho desvío se produce porque el espacio literalmente se ha “curvado” por la presencia del objeto de gran masa.
Por supuesto el movimiento de los astros es algo más complejo que el de nuestra pequeña esfera, pero su explicación es fundamentalmente similar. De igual forma imagina estar a bordo de una astronave y en las cercanías de un agujero negro (objeto estelar inmensamente masivo). En principio advertirías una gran atracción gravitacional (tu nave se desvía de su trayectoria original y tiende a “caerse” en el espacio curvo que rodea al agujero negro). Luego notarás una desaceleración de los procesos temporales (el tiempo transcurrirá más lentamente) característica ante la presencia de un objeto de gran masa (Relatividad general). Deberás estar muy atento a no superar el “horizonte de los acontecimientos” o “radio de Schwarzschild”, un confín esférico que, expresado en kilómetros, equivale a tres veces la masa del agujero negro expresada en masas solares y más allá del cuál ya no podrías evitar caer dentro del hoyo gravitatorio (p.ej.: si la masa de agujero negro es de 10 (diez) masas solares el radio de Schwarzschild es de 3 x 10 = 30 km, o una esfera imaginaria de 60 km de diámetro).
Si eres un experto piloto intergaláctico podrías esquivarlo accionando los motores de tu nave e imprimiéndole un impulso superior a la fuerza de atracción del hoyo negro; o bien podrías ubicarte en una órbita cercana estable (como lo hace la luna alrededor de la tierra), equilibrando con la fuerza centrífuga la atracción gravitacional del agujero negro, o, por último podrías simplemente dejarte “atrapar” por él precipitándote dentro del embudo gravitatorio.

Sergio D. Veterale

AP

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